24 feb 2011

Queremos su cabeza


Son bastantes las personas malpensadas que atribuyen el inmaculado diseño de nuestro libro a que somos unos vagos y unos cantamañanas.
No creo que sea necesario decir que es cierto. Como bien saben los que allí estuvieron, el autor y el editor ni siquiera estuvieron en la presentación.
En cuanto al diseñador, responsable último de nuestra lacónica portada, cualquiera que lo vea por ahí se dará cuenta de que es un hombre tan holgazán que da la impresión de que hasta sus mismos huesos parecen pasar de cumplir la función de mantenerlo erguido sobre el suelo.
Esta es una editorial novata y, por tanto, presa fácil de farsantes y embaucadores. Al tratar con un diseñador es algo que hay que tener en cuenta. Nosotros nunca habíamos visto uno. Más o menos pensábamos que eran gente con tendencias homosexuales que vivía en Londres o Nueva York. Gente moderna, no sé si me explico. Si añadimos que somos anticuadamente heterosexuales y tirando a palurdos, ya tenemos el caldo de cultivo perfecto para una gran estafa.
El señor Oscar Baiges, con las viles artimañas propias del más taimado picapleitos nos quiso hacer ver que su diseño era más arriesgado y novedoso. Que el asterisco hacía referencia a la faja negra, a la nieve o puede que al silencio. No sé, no lo entendimos bien. Pero vaya, que era algo rompedor y brillante. Nuestro complejo pueblerino hizo el resto y picamos el anzuelo. Está claro que es un diseño pretencioso que nos endosó para ahorrarse trabajo.
Deberíamos haber desconfiado desde el principio de un diseñador que conocimos visiblemente bebido en un bar a las tantas de la madrugada. Pero es que no queríamos pasar por tontos.
Aclaramos, pues, unas cosillas.
Primero: contra la creencia de todos  esos difamadores que tan severamente juzgan nuestro diseño, no nos decantamos por el blanco por una cuestión económica. Fue por una cuestión de ignorancia.
Segundo: dedicamos esta portada finalista a todos los que se sintieron estafados por el diseño del señor Baiges. A todos esos que aún se la cascan con la mano y añoran los tiempos en que las cosas eran como Dios manda, cuando la portada de un libro parecía la portada de un libro y las sillas parecían sillas y servían para sentarse.
Tercero: si alguien quiere un ejemplar de esta edición limitadísima puede adquirirlo. Ni que decir tiene que el precio de tal fetiche es desorbitado. Culpen a Baiges.

Por último, Ánimas amigas:

QUEREMOS LA CABEZA DE ESE FARSANTE

19 feb 2011

El Perfil Perfecto


Una tarde de noviembre del año pasado estaba yo haciendo lo que desde siempre me ha gustado hacer a mí las tardes de noviembre: tocarme los huevos con calma.
En eso andaba cuando me llamó una amiga para ver si podía participar en un asunto que llevaba entre manos. Por lo visto, yo daba el perfil perfecto. Eso dijo, lo juro, el perfil perfecto.
En los últimos años he acudido a innumerables entrevistas de trabajo y jamás, jamás, ni una maldita vez, he dado el perfil. Ni el perfecto ni el aproximado.
Así que le dije que podía contar conmigo y me fui para su casa lleno de curiosidad. Me moría de ganas de saber que rayos era eso para lo que yo daba el perfil perfecto. Cuando llegué me dijo que íbamos a hacer unas fotografías para un libro de poemas. Expectante y preparado para la epifanía, pregunté qué era eso que yo tenía que hacer para lo que daba el perfil perfecto. Su respuesta fue demoledora:

-Vas a hacer de salvaje caníbal que se come el brazo de un ahorcado.

El libro se llama Tiempos de Cocción. El autor es Puritani. Las fotografías son de Zarzel e Inés Zamora.  Es un libro de puta madre. Por lo demás, yo sigo pasándome todas las mañanas por la oficina del INAEM pero de momento no necesitan ningún caníbal para nada. Así que sigo tocándome los huevos con calma.

7 feb 2011

El libro más vendido


Entre las once de la noche del día cuatro de Febrero y las tres de la madrugada del sábado cinco fuimos el libro más vendido en la ciudad de Zaragoza. Chúpate esa, Paul Auster!!
Gracias a todos los que vinieron, gracias a los que querían pero no pudieron estar, gracias a los que no les pasó por los huevos acercarse y gracias a los pobres diablos que, por no venir, jamás oirán hablar de Pedro Enrique Malospasos, patrón de nuestro infecto río.
Que Alá colme de camellos los establos de todos los que participaron en este, no sé cómo llamarlo, enorme despropósito.

Seguiremos bebiendo y lanzando botellas al río!!!

Salud, larga vida y que le den por culo al Ebro!!!

Ah, y un besito para Mónica Belucci.