11 may 2011

Perdón por el retraso


Freedom soon will come;
Then we’ll come from the shadows.

En una entrada anterior contaba una historia de un fulano sentado en una terraza mirando a una mosca agonizar. Hoy toca otra de terrazas. Cada uno busca su atalaya desde la que mirar el mundo.
Retomo este espacio de expresión por la perplejidad que me supuso ser denunciado por expresarme en la terraza de un bar. Sí señora, denunciado. Soy consciente que, dado mi historial (tengo antecedentes penales), es muy posible e incluso razonable que alguien piense que lo que cuento a continuación no sucedió tal y como lo cuento. Si, por ejemplo, se lo explico a mi madre, ella seguramente pensará: “algo dirías”. O bien: “algo harías”. Incluso mi amigo Tomassino hubiera pensado algo parecido. De jueces ya ni hablamos ¿Qué le vamos a hacer? Uno tiene una credibilidad limitada si se trata de toparse con la ley. Por suerte, mi amigo Tomassino estaba conmigo cuando todo esto sucedió. Igual que varias personas más que estaban sentadas en la misma terraza que nosotros.
Así que voy a contar las cosas utilizando el espacio cibernético ya que por la calle es peligroso. Como decía el partisano de la canción de Cohen: pronto llegará la libertad y saldremos de las sombras. Entretanto, sigamos afilando nuestros cuchillos.
El viernes a las diez de la noche estamos mi amigo y yo en la terraza de los chinos del Royo (“Las Cavas”).  Como hace más de diez años que nos conocemos, cuando nos sentamos por ahí solemos hablar de lo que pasa a nuestro alrededor. El día en cuestión  lo que sucedió a nuestro alrededor era un control policial en el cruce de las calles.
Llega una furgoneta grande de la policía. Salen dos agentes. Paran un coche. Segundos después llegan otros ocho agentes por la calle andando. Parece que la cosa va en serio. Pedimos otra cerveza y observamos con expectación. Con las mesas circundantes vamos haciendo conjeturas sobre qué rayos está pasando. Conforme avanzan los minutos va imponiéndose la opción de que buscan drogas en el coche. Conforme siguen avanzando parece evidente que no van a encontrar nada. Cuando el coche se va y paran a otro, está claro que es un simple control rutinario. Mientras unos agentes registran los coches que pasan, otros se dedican a pedir la documentación al azar a la gente que pasa caminando. Entiéndase por al azar a todo aquel que no sea blanco o no tenga el aspecto de trabajar como mínimo en una oficina.
Sacan a un chaval de unos veinte años de un coche y, para registrarlo, emplean una violencia verbal, gestual y física del todo desproporcionada. La novia del chaval mira desde la acera cómo colocan a su novio contra el coche a empujones. Al tío se le ve bastante acojonado. En ese momento comentamos que se están pasando y le digo a mi amigo que es repugnante y que roza el fascismo.
Una señora en la mesa de al lado me dice que sí chaval, que tienes razón, que es una vergüenza. En la otra mesa, un tipo sale con que lo que pasa en Cuba sí es fascismo. Pienso en decirle que sí, que vale, y que el Drácula de Frigo es sin lugar a dudas mi helado preferido. Pero lo que digo con calma es que no estamos hablando de lo que pasa en Cuba. Es una conversación sin aspavientos y en tono educado. El hombre sostiene que hacen su trabajo y que, por cierto, es muy complicado. Nosotros objetamos que no es necesario hacerlo de ese modo.
En fin, pagamos nuestras cervezas y nos marchamos de allí. No hemos andado ni diez pasos cuando un agente nos llama. Tomassino se vuelve. No, dice el agente, el otro. Mientras me acerco para dale la documentación me recuerdo que, dados mis antecedentes, nada de sarcasmos. También me tranquiliza saber que no tengo nada que me comprometa y me pregunto si despido algún tipo de sustancia química que hace reaccionar a los maderos.
El agente me dice que cree que estamos criticando su labor. Le digo que estamos en una terraza tomando una cerveza y podemos hablar de lo que nos dé la gana. Faltaría más. Me dice que según la ley 1/92 puede empezar un proceso de denuncia.
Le digo que, lamentablemente, no tengo ni idea del contenido de esa ley. De lo que sí he oído hablar es de la libertad de expresión.
El madero me informa de que una terraza es un lugar público y criticar la labor policial en público supone quebrantar la ley 1/92. Pienso que lo que un ciudadano de bien debería hacer en esta situación es mostrar su perplejidad y su indignación. Pero de sobras sé que si muestro mi indignación acabaré en la comisaría. Lo cuál me provocará tal indignación que acabaré ante el juez con un par de hostias. Así que le digo simplemente que haga lo que tenga que hacer. Una cosa es no utilizar el sarcasmo y no dejarse arrastrar por la rabia y otra muy distinta es ser de esa clase de mamones que pide disculpas a un policía por tener una conversación crítica en la terraza de un bar de chinos.

Para mí lo mejor de lo sucedido es que el señor Loquepasaencubasiqueesunavergüenza viene a hablar conmigo mientras el madero hace la denuncia. No se cree que me hayan denunciado. Le digo en broma que si para convencerlo de mi postura he tenido que ser multado, no se si me compensa. No se lo puede creer porque sencillamente es increíble. Por lo mismo que Tomassino no lo hubiera creído si no lo ve. Me hubiera apoyado, sí, pero en el fondo hubiera dudado de que yo no hubiera hecho algo más. Por lo mismo que mi madre no lo creerá. Joder, hasta yo dudo de no haber hecho algo más.
No me lo tomé muy en serio y doy por hecho que es una denuncia que se quedará en agua de borrajas. Pero tampoco habría que extrañarse si me llegara una multa de, no sé, cien, doscientos, trescientos euros.
Lo cierto es que al llegar a casa busqué en google la ley 1/92 llamada de “protección de la seguridad ciudadana”. El titulo me pareció irónico cuando menos. Y mientras la ojeaba un poco me dije a mi mismo: “que le den mucho por culo”.
No pienso ni leer esa ley. Considero que, dada su extensión, leerla sería ya un castigo que de ningún modo pienso cumplir. Quiero decir con esto que si no voy a leer esa ley, menos aún voy a pagar ningún tipo de multa que pueda llegar a mi buzón. Si quieren sacarme un duro van a tener que mandar al ejército a mi casa.
Así que nada, mucho cuidado con lo que se dice por ahí. Por último, solo una cosa más: Quién lo quiera creer que lo crea. Quién no, que vuelva a mirar la fotografía de arriba.

7 comentarios:

  1. yo me creo k paso así, es k no tengo ninguna duda!!!!!!!!!!

    pero ya sabes cómo son y cómo se las gastan!

    y muchas veces aunque no lo sientas y te joda decir perdón hay que hacerlo y más con el que puede hacer en este país lo que le de la gana bajo el amparo de la ley!!!!!!!

    si es k tenemos k salir a la calle por eso y por mucho más!!!!!!!!!!!

    y no puedo decir todo lo que pienso porque soy una pobre funcionaria acojonada que no quiere pagar una multa.

    eso si, yo pago la mitad de la tuya!!!!!

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  2. Es sencillo, ponle un uniforme a un gilipollas y se creerá doblemente gilipollas.

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  3. Iba a escribir un largo comentario sobre esa panda de subnormales que abusan de la autoridad con tanta gratuidad, pero creo que no vale la pena.

    Tomemos unas cervezas en el Teatro compañeros, que la vida es mucho mas, sólo por los ratos de charla que "malgastamos" entorno al piano...

    HonkyMan

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  4. Gracias a todos. Voy a cerrar este capítulo trascribiendo un fragmento de Una educacion Siberiana del Nikolái Lilin. Y los Urcas dicen así:
    Nuestros mayores nos educaban bien. Nos enseñaban a respetar a todos los seres vivos. Categoria en la que no entraban los policías, las personas relacionadas con el gobierno, los usureros y todos aquellos que ostentaban poder económico y explotaban a la gente sencilla.
    A todos esos no se les podía mirar a los ojos. No se podía tener ningún trato con ellos. Ni siquiera se les podía extorsionar. Como mucho insultar, robar o asesinar.
    Amén.

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  5. Pero jomío, tu estás seguro de no haber hecho algo más?, me muero, buenísimo, así las gastan en este ficticio estado democráticooooooo.
    Un abrazo,

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  6. La situación fue demasiado cómica, no puede entenderse como algo serio... esos chavales tienen un poder que no saben utilizar, como la mayoría gente que tiene o, bien, cree tener un poder por llevar un uniforme, por tener un altavoz, por tener esposas y cadenas para subordinar a los demás... en fin, no está mal que añada que todo es rigurosamente cierto. Me apetecía una birra y esos petardos retrasaron mi cometido. En fin, ojalá les rompa el corazón su novia o les pille otro policía borde borracho, o les pille su superior o... simplemente... ojalá se den cuenta que no tiene justificación alguna su abuso de autoridad!!! que le den pol culo al tiempo perdido, quedan muchas birras por beber!!!

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  7. Lo tuyo con las fuerzas del orden es para escribir un guión de tebeo. Sabido lo "pre-sabido", el que pre-sepa creerá. Será buena idea ponerse a tu lado en una manifestación: cuando se pongan en formación, seguro que te aporrean a tí...

    Saludos (otro pichorro).

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