8 nov 2011

20 de Noviembre



La triste pareja Rubalcaba-Rajoy lleva tantos días dando por culo con su campaña electoral de los cojones que igual aún nadie se ha enterado que el 20 de noviembre hay otros eventos. Tengo entendido que a los críos no nos dejan votar. Así que a mi plin. Pero si alguno de ustedes es tan cruel como para hacerse acompañar por sus hijos a participar de la pantomima ésa de democracia, compénsadles al menos llevándolos después a ver algo serio. Será en la sala Morrisey, a las doce de la mañana. Ros Beret representa el sábado 19 y el domingo 20, su función “El gigante y las estrellas” para niños de todas las edades.

Y haced el favor de comentarlo por ahí a vuestras amistades, ya que esos dos tipos tan grises con barba han empapelado la ciudad con sus caras y no queda un maldito sitio para colocar mis carteles. Así ya se puede. Si a mí me permitieran poner todos esos carteles en las principales vías de la ciudad, mis novelas se venderían como churros.
Otro dato importante: Cuatro pavos la entrada. Mí propuesta era que solo pagaran los adultos pero la organización no me ha dejado. Dicho queda.
En cualquier caso yo lo haría gratis para todos, en serio. Pero es que estoy harto de que la gente pretenda cobrarme por cosas simples de la vida cotidiana. El otro día, sin ir más lejos, llego a la caja del supermercado con los tristes productos que allí adquiero con objeto de alimentarme y una cajera con una sombra de bigote me suelta:
-Dieciocho con cuarenta.
-¿Perdone?
-Que son dieciocho con cuarenta, por favor.
-Ya, ya le he oído. Pero es que…
-Señor, hay gente esperando.
-Espere, espere un momento. Aquí tiene que haber un error. ¿Usted sabe quién soy yo?
La tía me mira con cara bovina.
-Yo soy Ros.
Sigue mirándome como si fingiera buscar algo en su atrofiado cerebro. Me impaciento.
-Ros, Ros Beret, Rosalinda, Rosario del Castillo.  
Nada. Sigue sin reaccionar. Por suerte, un tipo muy feo con uniforme se acerca en su ayuda. 
-¿Qué ocurre aquí?
-Agente, querría hacer el favor de
-Yo no soy agente. Soy guarda de seguridad.
Es un joven con granos que no tiene ni media hostia.
-Disculpe mi confusión, señor guarda de seguridad. ¿Querría hacerle el favor de decirle a la señorita de bigote que soy Ros Beret?
-¿Quién?
-Ros Beret, caballero -le digo tendiéndole la mano-
-¿Y? -suelta perplejo mientras la coge blandamente-
-¿Cómo que y? ¡¡Cuanta incultura por el amor de Dios!! Soy artista ¿entiendes? De los que actúan gratis. Así que dígale a la señorita que busque mi nombre en la lista de personas exentas de pagar y no me haga perder más el tiempo.
-Venga conmigo-dice el guarda de seguridad-
Le acompaño pensando que me lleva a hablar con algún superior en jerarquía o neuronas, mientras la gente en la cola contempla con indignación tal atropello. Me dice que espere en una sala. Es una sala confortable con una máquina que expulsa un sucedáneo de café. Pero el café vale ochenta céntimos y no me veo con fuerzas para explicarle a la máquina quién soy. Así que permanezco sentado hasta que el joven con granos llega con un par de compañeros.
-Vamos a ver ¿Qué pasa aquí?
-Verá, señor guarda, la señorita pretende que yo
-De guarda nada. Agente, agente de la policía nacional y se viene usted a comisaría ahora mismo.
Así que para allá me llevan, a rastras, mientras grito que es una vergüenza, que es una terrible confusión. Ya en el coche patrulla, les digo a los agentes que este asunto es absolutamente Kafkiano. Y ahí cambia todo. Es como si hubiera soltado una palabra mágica. Ya que, gracias a Dios, ambos policías son buenos lectores de Kafka y nos pasamos el trayecto hablando de Joseph k, el protagonista de “el proceso”. Al llegar a la comisaría, dado que les he caído muy bien y uno de ellos se declara fan de “No hay silencio como el de la nieve”, me dicen que van a permitir que me vaya. Nos intercambiamos nuestros teléfonos y quedamos para hablar de literatura otro día con más calma. Es una pena no poder hablar un rato más con ellos pero me aseguran que se pasaran a verme por la Morrisey con sus hijos. Me gustaría tomarme un buen vermú con ellos al terminar la función pero me avergüenza un poco tener que cobrarles entrada.
Pues eso. Salud a todo el mundo y si tienen que votar, voten por Bob Esponja.

2 comentarios:

  1. Voy a votar porque éste sea el blog más elegante de la ciudad... el 20N intentaré estar por allí, aunque me cueste 4 euros.
    Un abrazo

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  2. Vaya, yo estaré por el poblado.
    Espero que tengas muchas afluencia de público ;)
    Saludos!

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